1.-Introducción:
La palabra Kerigma deriva del griego kerygma que significa proclamación[1] y se diferencia de enseñar e instruir."Kerigma" con este concepto suele designarse la proclamación apostólica en los primeros tiempos del cristianismo, que se refiere a la predicación y proclamación de la muerte y resurrección de Jesús.
Se sabe, en efecto, que, tras la experiencia pentecostal, los primeros discípulos se lanzaron a proclamar simplemente sus vivencias personales, encendidas éstas por su encuentro con el Resucitado. El núcleo de su predicación no podía ser más sencillo: ¡Jesús ha Resucitado! Tal convicción tuvo fuerza no sólo para sustentar al cristianismo, sino para introducirlo en los ambientes más adversos, siendo cada vez más el número de sus adeptos. El único dogma kerigmático era la Buena Nueva de la Salvación: la Resurrección de Jesús. Sobre ésta se cimentaba la nueva fe cristiana[2].
2.-Contexto:
La vida de la iglesia primitiva comienza con una persona realmente extraordinaria, Jesús de Nazaret. Nacido en el seno de una familia pobre del pueblo. Al salir de su pueblo natal para cumplir su misión: La voluntad del Padre, Jesús llamó a sus primeros discípulos, que Lucas llama apóstoles, para vivir en intimidad y participaran de la misión.
El mensaje de Jesús acerca de Dios había ejercido una influencia no sólo dentro de su propio pueblo, sino en el conjunto de toda la historia de los confines del mundo, y era acogido por grandes multitudes (Cf. Mc. 6,30-44; 8,1-9).
La gente se percató desde el primer momento de que Jesús era diferente y que su mensaje discrepaba no sólo con la estructura religiosa, sino con todo el sistema político y económico. El evangelista Marcos resalta esta peculiaridad de Jesús desde el comienzo de su relato[3]: “Quienes le oían estaban asombrados de su enseñanza porque lo hacía no como los escribas, sino que hablaba con autoridad” (Mc 1, 22).
En los últimos meses de su vida en Jerusalén, Jesús predijo el fin del mundo, la destrucción de la ciudad y del templo, y su venida por segunda vez para salvar, liberar y dar vida a la humanidad. Pero además se reveló claramente como hijo de Dios, el unigénito del Padre. Sobre todo en la última cena con sus discípulos, Jesús pronunció las palabras en que se declaró Uno con el Padre: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí… Cualquier cosa que pidáis en mi nombre, Yo la otorgaré, a fin que el Padre sea glorificado en el Hijo… Si me amáis, cumplid mis mandamientos… Si uno me ama, guardará mis palabras y mi Padre lo estimará… Y éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado; nadie tiene mayor amor que éste: dar la vida por sus amigos”. Jesús predicaba una nueva doctrina: “amarse los unos a los otros” y no de cualquier manera, sino como él amó a sus discípulos, que es como el padre lo amó a él, con suprema plenitud e infinito amor.[4] De esta manera Jesús se daba a conocer o se revelaba a sus apóstoles quienes iban asimilando todas las enseñanzas de su maestro.
Jesús muere crucificado y su comunidad queda desconcertada por el hecho. Pues, los discípulos creyeron haber visto el final de la “aventura” que habían estado viviendo con su maestro, una “aventura” que no comprendieron bien. Los discípulos no sólo abandonaron a Jesús tras su arresto, sino que planeaban regresar cada quien a su pueblo de donde habían salido. Pero los inesperados encuentros personales con Jesús resucitado les permite recordar aquellas promesas de Jesús: que Resucitará (Cf Jn 16, 16-33) y además que el Espíritu Santo los acompañará para siempre (Cf Jn 15, 26-27), y salieron a proclamar la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.
3.- Cómo vivió la Iglesia primitiva el kerigma
Después de la Pasión y muerte de Jesús, del desconcierto de los discípulos, y los encuentros personales de algunos discípulos con Jesús resucitado; los discípulos de Jesús se preparaban para la venida del Paráclito o Espíritu Santo, que Jesús les había prometido, perseverando en la oración unánimemente.
La experiencia de los primeros discípulos en el día de Pentecostés consolidó aquella titubeante e insegura confianza en Jesús y sus promesas con la venida del Espíritu Santo.
“… se convencieron de que habían sentido la vivencia de todas las experiencias de Dios en el Antiguo Testamento, y estaban totalmente seguros de que la presencia de Jesús vivo se hallaba con ellos incondicionalmente.”[5]
Una vez que entendieron y se convencieron que Jesús había resucitado y que estaba presente en el mundo a través del Espíritu Santo, los apóstoles perdieron el temor y pudieron dar a conocer el Kerigma públicamente (Cf. Hch 2, 14-21). Lucas es el único que nos ha dejado el ejemplo de Esteban afirmando ver a Jesús resucitado (Cf Hch 7, 55-56), pero, en general, todos estos creyentes no dudaban en absoluto de que Jesús estaba realmente con ellos a través del Paráclito o Espíritu Santo.
No todos pudieron verle literalmente, como los apóstoles y otros después de la resurrección. Sin embargo su vida había sufrido un cambio tan radical que ya no necesitaban argumentos para estar convencidos de que aquella trasformación era el resultado directo del poder y la presencia de Jesús en su propia vida[6].
La experiencia profunda que tuvo la iglesia primitiva en el encuentro con Jesús resucitado transformó radicalmente la vida de aquellos hombres y mujeres y les hizo ser testigos de la Buena Noticia que Jesús ha resucitado, y les hizo dar testimonio del Kerigma. Pues, fue el hecho de la resurrección de Jesús lo que infundió la fe cristiana a los discípulos.
“La iglesia se constituye a partir del reconocimiento de la resurrección de Jesús, la cual es testimoniada por los apóstoles. Son ellos quienes por encargo de Jesús y con la fuerza del Espíritu, atraen a la fe a las muchedumbres mencionadas por Lucas cada cierto tiempo. Ellos testigos fundamentales del acontecimiento-Jesucristo, constituyen el puente entre Jesús de Nazaret y la iglesia…”[7]
Los apóstoles se sienten responsables de trasmitir todas las enseñanzas que habían recibido de Jesús. De allí, que la iglesia primitiva trataba de vivir, según Lucas, de acuerdo con las enseñanzas de Jesús, que eran trasmitidas por los apóstoles.
Según los Hechos de los Apóstoles, los discípulos de Jesús “perseveraban en la doctrina de los apóstoles y en la comunión, en las oraciones y en la fracción del pan, todos los que creían, estaban unidos y tenían todas las cosas en común, comían con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y eran bien vistos por todo el pueblo”[8]. Como podemos notar el quehacer de la iglesia primitiva cristiana se caracterizaba por tres dimensiones: La escucha de la predicación de los apóstoles, que luego serán los evangelios y hechos, la fracción del pan es decir la celebración de la última cena y una vida solidaria.
4.-El kerigma de la Iglesia Primitiva a los confines de la tierra
El kerigma era a la vez proclamación y testimonio de lo que Jesús significaba para ellos. No sólo hablaban de que significaba para ello, sino que lo testimoniaban.[9] Los discípulos proclamaron en forma sencilla y breve el hecho de la resurrección de Jesús, con el fin de atraer a los judíos y gentiles a la fe en él. Las implicaciones del kerigma eran en ese momento evidentes y no necesitaban ser elaboradas.
El contenido del Kerigma:
El contenido del kerigma, lo proclamado, no es una verdad, una doctrina o un mandato, sino el acontecimiento en una persona: la resurrección de Jesús[10]. Lo novedoso y trascendental lo constituía el hecho de su resurrección. Pues único salvador, hecho Cristo y Señor, es decir Dios, por el Padre. Esta Buena Noticia supone la conversión, el bautismo y la recepción del Espíritu Santo. Es el corazón de la fe, el misterio pascual que debe ser el referente permanente.
Destinatarios del Kerigma:
El kerigma era dirigido para todos, sin exclusión, aunque en un primer momento estuvo dirigido a los judíos y posteriormente a los gentiles. Los discípulos creyeron que el acontecimiento: la resurrección de Jesús, era de trascendental importancia para todos los hombres y mujeres. Pues, con Jesús se cumplía definitivamente las Escrituras[11].
Pero, el kerigma no sólo se circunscribe a proclamar la resurrección, sino inherentemente hace referencia a la muerte, ya que sin muerte no puede haber resurrección. Estos dos acontecimientos constituyen desde el principio el núcleo del kerigma apostólico. Como Pablo dice a los corintios: “Les trasmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado y que al tercer día fue resucitado según las Escrituras, que se apareció a Pedro, después a los doce” (1 Cor 15, 3-5), lo mismo dice en la carta a los romanos (1, 3-6) y en el himno en Flp 2, 6-11. Como podemos observar que la proclamación de la resurrección también incluía la muerte de Jesús.
Los discursos:
Actualmente, todo el mundo reconoce que los discursos misioneros de los Hechos de los Apóstoles no fueron pronunciados tal como están por Pedro y Pablo en las circunstancias mencionadas. Pues, aquí tenemos que reconocer la actividad literaria de Lucas o de la tradición anterior a él en la narración de los discursos. Pero, expresa lo vivido por los cristianos desde el primer momento de la proclamación.
Los discursos son veinticuatro en total: ocho de Pedro, nueve de Pablo y siete de autores diferentes. Si comparamos los discursos siguientes en los Hechos de los Apóstoles:
1.-El de Pedro a los judíos y prosélitos reunidos en Jerusalén con ocasión de Pentecostés (Hc2,14-41).
2.-El de Pedro después de la curación del paralítico de la “puerta preciosa” (Hc 3, 12-26).
3.-El de Pedro ante el Sanedrín (Hc 4, 9-12), el segundo discurso de Pedro ante el Sanedrín (Hc 5, 29-32).
4.-El de Pedro en la casa de Cornelio (Hc 10, 34-43).
5.- El de Pablo en Antioquia de Pisidia (Hc 13, 16-41).
6.-El de Pablo en Listra (Hc 14, 15-17), y
7.-El de Pablo en Atenas (Hc 17, 22-31)
Encontramos 5 elementos fijos:
1.-La referencia al Antiguo Testamento y su cumplimiento.
2.-El acontecimiento de Jesucristo: Venida, Muerte y Resurrección.
3.-Los apóstoles son testigos de esos acontecimientos.
4.-Jesús es Cristo y Señor.
5.-Lo que nos interpela para el arrepentimiento y la fe, dones universales.
El kerigma fue la proclamación que Jesús ha resucitado de una manera sencilla, en él expresaban sus discípulos su experiencia profunda de encuentro con el resucitado.
5.-Conclusiones:
Al finalizar este breve trabajo de investigación del Kerigma he podido llegar a las siguientes conclusiones:
1.-En Jesús, Dios se manifestó plenamente porque en el se cumple plenamente las escrituras.
2.-El propósito del Kerigma es la proclamación de la Buena Noticia: la muerte y resurrección de Jesús, a los confines de la tierra, y se dio después del encuentro con Jesús resucitado y la experiencia pentecostal.
3.- Si no hubiera resucitado Jesús, no hubiera Kerigma (Cf. 1Cor 15,14) ya que nuestra fe no tendría fundamento. Aceptar el kerigma que es la proclamación de la muerte y resurrección de Jesús es un acto de fe y produce lo que conlleva: salvación.
4.-Pedro y Pablo son las dos grandes figuras de la iglesia primitiva. Pablo lleva el Kerigma hasta los confines de la tierra.
5.-Nuestra Iglesia católica para anunciar el kerigma hoy, necesita más que maestros, testigos para dar testimonio de la Buena Nueva: muerte y resurrección de Jesús.
BILIOGRAFÍA
1.-Charpentier Etienne, Para leer el Nuevo Testamento, 3ra edición, Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra) ,1983.
2.-Drane John, La vida de la iglesia primitiva, Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra) ,1987.
3.-Diccionario Enciclopédico de la Biblia, Editorial Herder, Barcelona, 1993.
4.-Equipo “Cahiers Evangile”, Los Hechos de los apóstoles, 2da edición, Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra) ,1980.
5.-Eduardo Arens, Serán mis testigos, cep, Lima 1996.
6.-Eduardo Arens, Los evangelios ayer y hoy, Ediciones Paulinas, Editorial Labrusa, Lima 1989.
7.-Salvat editores, Historia Universal T. VIII: El auge del cristianismo, 1ra edición, Lima 2005.
[1]Cf. Diccionario enciclopédico de la Biblia, Editorial Herder, p.888.
[2]Cf. Ibíd. p.888
[3] Drane John, La vida de la iglesia primitiva, p. 13.
[4]Cf. Salvat Editores, Historia Universal T. VIII: El auge del cristianismo, pp. 43-45.
[5] Drane John, La vida de la iglesia primitiva, p. 61.
[6] Ibid p.61.
[7] Arens Eduardo, Serán mis Testigos, p. 256
[8] Cf. Etienne Charpentier, Para leer el Nuevo Testamento, pp. 32-35.
[9] Eduardo Arens, Los evangelios ayer y hoy, p.27
[10] Ibid. p. 28
[11]Cf. Ibid. p 30
La palabra Kerigma deriva del griego kerygma que significa proclamación[1] y se diferencia de enseñar e instruir."Kerigma" con este concepto suele designarse la proclamación apostólica en los primeros tiempos del cristianismo, que se refiere a la predicación y proclamación de la muerte y resurrección de Jesús.
Se sabe, en efecto, que, tras la experiencia pentecostal, los primeros discípulos se lanzaron a proclamar simplemente sus vivencias personales, encendidas éstas por su encuentro con el Resucitado. El núcleo de su predicación no podía ser más sencillo: ¡Jesús ha Resucitado! Tal convicción tuvo fuerza no sólo para sustentar al cristianismo, sino para introducirlo en los ambientes más adversos, siendo cada vez más el número de sus adeptos. El único dogma kerigmático era la Buena Nueva de la Salvación: la Resurrección de Jesús. Sobre ésta se cimentaba la nueva fe cristiana[2].
2.-Contexto:
La vida de la iglesia primitiva comienza con una persona realmente extraordinaria, Jesús de Nazaret. Nacido en el seno de una familia pobre del pueblo. Al salir de su pueblo natal para cumplir su misión: La voluntad del Padre, Jesús llamó a sus primeros discípulos, que Lucas llama apóstoles, para vivir en intimidad y participaran de la misión.
El mensaje de Jesús acerca de Dios había ejercido una influencia no sólo dentro de su propio pueblo, sino en el conjunto de toda la historia de los confines del mundo, y era acogido por grandes multitudes (Cf. Mc. 6,30-44; 8,1-9).
La gente se percató desde el primer momento de que Jesús era diferente y que su mensaje discrepaba no sólo con la estructura religiosa, sino con todo el sistema político y económico. El evangelista Marcos resalta esta peculiaridad de Jesús desde el comienzo de su relato[3]: “Quienes le oían estaban asombrados de su enseñanza porque lo hacía no como los escribas, sino que hablaba con autoridad” (Mc 1, 22).
En los últimos meses de su vida en Jerusalén, Jesús predijo el fin del mundo, la destrucción de la ciudad y del templo, y su venida por segunda vez para salvar, liberar y dar vida a la humanidad. Pero además se reveló claramente como hijo de Dios, el unigénito del Padre. Sobre todo en la última cena con sus discípulos, Jesús pronunció las palabras en que se declaró Uno con el Padre: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí… Cualquier cosa que pidáis en mi nombre, Yo la otorgaré, a fin que el Padre sea glorificado en el Hijo… Si me amáis, cumplid mis mandamientos… Si uno me ama, guardará mis palabras y mi Padre lo estimará… Y éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado; nadie tiene mayor amor que éste: dar la vida por sus amigos”. Jesús predicaba una nueva doctrina: “amarse los unos a los otros” y no de cualquier manera, sino como él amó a sus discípulos, que es como el padre lo amó a él, con suprema plenitud e infinito amor.[4] De esta manera Jesús se daba a conocer o se revelaba a sus apóstoles quienes iban asimilando todas las enseñanzas de su maestro.
Jesús muere crucificado y su comunidad queda desconcertada por el hecho. Pues, los discípulos creyeron haber visto el final de la “aventura” que habían estado viviendo con su maestro, una “aventura” que no comprendieron bien. Los discípulos no sólo abandonaron a Jesús tras su arresto, sino que planeaban regresar cada quien a su pueblo de donde habían salido. Pero los inesperados encuentros personales con Jesús resucitado les permite recordar aquellas promesas de Jesús: que Resucitará (Cf Jn 16, 16-33) y además que el Espíritu Santo los acompañará para siempre (Cf Jn 15, 26-27), y salieron a proclamar la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.
3.- Cómo vivió la Iglesia primitiva el kerigma
Después de la Pasión y muerte de Jesús, del desconcierto de los discípulos, y los encuentros personales de algunos discípulos con Jesús resucitado; los discípulos de Jesús se preparaban para la venida del Paráclito o Espíritu Santo, que Jesús les había prometido, perseverando en la oración unánimemente.
La experiencia de los primeros discípulos en el día de Pentecostés consolidó aquella titubeante e insegura confianza en Jesús y sus promesas con la venida del Espíritu Santo.
“… se convencieron de que habían sentido la vivencia de todas las experiencias de Dios en el Antiguo Testamento, y estaban totalmente seguros de que la presencia de Jesús vivo se hallaba con ellos incondicionalmente.”[5]
Una vez que entendieron y se convencieron que Jesús había resucitado y que estaba presente en el mundo a través del Espíritu Santo, los apóstoles perdieron el temor y pudieron dar a conocer el Kerigma públicamente (Cf. Hch 2, 14-21). Lucas es el único que nos ha dejado el ejemplo de Esteban afirmando ver a Jesús resucitado (Cf Hch 7, 55-56), pero, en general, todos estos creyentes no dudaban en absoluto de que Jesús estaba realmente con ellos a través del Paráclito o Espíritu Santo.
No todos pudieron verle literalmente, como los apóstoles y otros después de la resurrección. Sin embargo su vida había sufrido un cambio tan radical que ya no necesitaban argumentos para estar convencidos de que aquella trasformación era el resultado directo del poder y la presencia de Jesús en su propia vida[6].
La experiencia profunda que tuvo la iglesia primitiva en el encuentro con Jesús resucitado transformó radicalmente la vida de aquellos hombres y mujeres y les hizo ser testigos de la Buena Noticia que Jesús ha resucitado, y les hizo dar testimonio del Kerigma. Pues, fue el hecho de la resurrección de Jesús lo que infundió la fe cristiana a los discípulos.
“La iglesia se constituye a partir del reconocimiento de la resurrección de Jesús, la cual es testimoniada por los apóstoles. Son ellos quienes por encargo de Jesús y con la fuerza del Espíritu, atraen a la fe a las muchedumbres mencionadas por Lucas cada cierto tiempo. Ellos testigos fundamentales del acontecimiento-Jesucristo, constituyen el puente entre Jesús de Nazaret y la iglesia…”[7]
Los apóstoles se sienten responsables de trasmitir todas las enseñanzas que habían recibido de Jesús. De allí, que la iglesia primitiva trataba de vivir, según Lucas, de acuerdo con las enseñanzas de Jesús, que eran trasmitidas por los apóstoles.
Según los Hechos de los Apóstoles, los discípulos de Jesús “perseveraban en la doctrina de los apóstoles y en la comunión, en las oraciones y en la fracción del pan, todos los que creían, estaban unidos y tenían todas las cosas en común, comían con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y eran bien vistos por todo el pueblo”[8]. Como podemos notar el quehacer de la iglesia primitiva cristiana se caracterizaba por tres dimensiones: La escucha de la predicación de los apóstoles, que luego serán los evangelios y hechos, la fracción del pan es decir la celebración de la última cena y una vida solidaria.
4.-El kerigma de la Iglesia Primitiva a los confines de la tierra
El kerigma era a la vez proclamación y testimonio de lo que Jesús significaba para ellos. No sólo hablaban de que significaba para ello, sino que lo testimoniaban.[9] Los discípulos proclamaron en forma sencilla y breve el hecho de la resurrección de Jesús, con el fin de atraer a los judíos y gentiles a la fe en él. Las implicaciones del kerigma eran en ese momento evidentes y no necesitaban ser elaboradas.
El contenido del Kerigma:
El contenido del kerigma, lo proclamado, no es una verdad, una doctrina o un mandato, sino el acontecimiento en una persona: la resurrección de Jesús[10]. Lo novedoso y trascendental lo constituía el hecho de su resurrección. Pues único salvador, hecho Cristo y Señor, es decir Dios, por el Padre. Esta Buena Noticia supone la conversión, el bautismo y la recepción del Espíritu Santo. Es el corazón de la fe, el misterio pascual que debe ser el referente permanente.
Destinatarios del Kerigma:
El kerigma era dirigido para todos, sin exclusión, aunque en un primer momento estuvo dirigido a los judíos y posteriormente a los gentiles. Los discípulos creyeron que el acontecimiento: la resurrección de Jesús, era de trascendental importancia para todos los hombres y mujeres. Pues, con Jesús se cumplía definitivamente las Escrituras[11].
Pero, el kerigma no sólo se circunscribe a proclamar la resurrección, sino inherentemente hace referencia a la muerte, ya que sin muerte no puede haber resurrección. Estos dos acontecimientos constituyen desde el principio el núcleo del kerigma apostólico. Como Pablo dice a los corintios: “Les trasmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado y que al tercer día fue resucitado según las Escrituras, que se apareció a Pedro, después a los doce” (1 Cor 15, 3-5), lo mismo dice en la carta a los romanos (1, 3-6) y en el himno en Flp 2, 6-11. Como podemos observar que la proclamación de la resurrección también incluía la muerte de Jesús.
Los discursos:
Actualmente, todo el mundo reconoce que los discursos misioneros de los Hechos de los Apóstoles no fueron pronunciados tal como están por Pedro y Pablo en las circunstancias mencionadas. Pues, aquí tenemos que reconocer la actividad literaria de Lucas o de la tradición anterior a él en la narración de los discursos. Pero, expresa lo vivido por los cristianos desde el primer momento de la proclamación.
Los discursos son veinticuatro en total: ocho de Pedro, nueve de Pablo y siete de autores diferentes. Si comparamos los discursos siguientes en los Hechos de los Apóstoles:
1.-El de Pedro a los judíos y prosélitos reunidos en Jerusalén con ocasión de Pentecostés (Hc2,14-41).
2.-El de Pedro después de la curación del paralítico de la “puerta preciosa” (Hc 3, 12-26).
3.-El de Pedro ante el Sanedrín (Hc 4, 9-12), el segundo discurso de Pedro ante el Sanedrín (Hc 5, 29-32).
4.-El de Pedro en la casa de Cornelio (Hc 10, 34-43).
5.- El de Pablo en Antioquia de Pisidia (Hc 13, 16-41).
6.-El de Pablo en Listra (Hc 14, 15-17), y
7.-El de Pablo en Atenas (Hc 17, 22-31)
Encontramos 5 elementos fijos:
1.-La referencia al Antiguo Testamento y su cumplimiento.
2.-El acontecimiento de Jesucristo: Venida, Muerte y Resurrección.
3.-Los apóstoles son testigos de esos acontecimientos.
4.-Jesús es Cristo y Señor.
5.-Lo que nos interpela para el arrepentimiento y la fe, dones universales.
El kerigma fue la proclamación que Jesús ha resucitado de una manera sencilla, en él expresaban sus discípulos su experiencia profunda de encuentro con el resucitado.
5.-Conclusiones:
Al finalizar este breve trabajo de investigación del Kerigma he podido llegar a las siguientes conclusiones:
1.-En Jesús, Dios se manifestó plenamente porque en el se cumple plenamente las escrituras.
2.-El propósito del Kerigma es la proclamación de la Buena Noticia: la muerte y resurrección de Jesús, a los confines de la tierra, y se dio después del encuentro con Jesús resucitado y la experiencia pentecostal.
3.- Si no hubiera resucitado Jesús, no hubiera Kerigma (Cf. 1Cor 15,14) ya que nuestra fe no tendría fundamento. Aceptar el kerigma que es la proclamación de la muerte y resurrección de Jesús es un acto de fe y produce lo que conlleva: salvación.
4.-Pedro y Pablo son las dos grandes figuras de la iglesia primitiva. Pablo lleva el Kerigma hasta los confines de la tierra.
5.-Nuestra Iglesia católica para anunciar el kerigma hoy, necesita más que maestros, testigos para dar testimonio de la Buena Nueva: muerte y resurrección de Jesús.
BILIOGRAFÍA
1.-Charpentier Etienne, Para leer el Nuevo Testamento, 3ra edición, Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra) ,1983.
2.-Drane John, La vida de la iglesia primitiva, Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra) ,1987.
3.-Diccionario Enciclopédico de la Biblia, Editorial Herder, Barcelona, 1993.
4.-Equipo “Cahiers Evangile”, Los Hechos de los apóstoles, 2da edición, Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra) ,1980.
5.-Eduardo Arens, Serán mis testigos, cep, Lima 1996.
6.-Eduardo Arens, Los evangelios ayer y hoy, Ediciones Paulinas, Editorial Labrusa, Lima 1989.
7.-Salvat editores, Historia Universal T. VIII: El auge del cristianismo, 1ra edición, Lima 2005.
[1]Cf. Diccionario enciclopédico de la Biblia, Editorial Herder, p.888.
[2]Cf. Ibíd. p.888
[3] Drane John, La vida de la iglesia primitiva, p. 13.
[4]Cf. Salvat Editores, Historia Universal T. VIII: El auge del cristianismo, pp. 43-45.
[5] Drane John, La vida de la iglesia primitiva, p. 61.
[6] Ibid p.61.
[7] Arens Eduardo, Serán mis Testigos, p. 256
[8] Cf. Etienne Charpentier, Para leer el Nuevo Testamento, pp. 32-35.
[9] Eduardo Arens, Los evangelios ayer y hoy, p.27
[10] Ibid. p. 28
[11]Cf. Ibid. p 30

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